Una duda horrible planea sobre mi mente (tal vez por eso me he despertado tarde esta mañana y no hemos salido a correr): ¿Podre olvidarme del personaje de Sylar cuando Zachary Quinto haga de Spock en la película de Star Trek? Este es el principal problema de los actores con exceso de carisma; que cuando toman un papel importante, a nosotros, abnegados espectadores, nos cuesta separarlos.
Cada vez que veo aceras como estas me pongo a pensar en que arquitecto fue primero: el de la casa o el del suelo.
Imaginaos la entrañable escena de esa ancianita, al porte de su carro de la compra, manteniendo el equilibrio por esa acera, arañandose los brazos con la pared rugosa, mientras una oleada de coches ingratos circulan sin piedad a escasos centímetros de ella.
Ya me he encontrado con cuatro personas que se saludan así cuando se ven. No se si me pasará solo a mi, pero me da la impresión de que o estas bien o te sueltan una guantá.
¿Pero esto que es? ¿Un español bajando música de Internet pagando? Pues sí, declárome culpable. El iPhone tiene una extraña presencia (llamémosle el virus Jobs) que me ha obligado a usar el iTunes para bajarme unas (porque el pecado ha sido triple) canciones de su sencillosima aplicación (tan sencilla que a veces ni eresconsciente de que te estas gastando perricas reales).
Total, que estaba yo escuchando mi colección ochentera de clásicos imperecederos, cuando me acorde de que no habia conseguido aún el «Su casa es suya» de Ciudad Jardín, de manera que, como hipnotizado, como sí una energía ajena a mi me condujera, entré en en el iTunes del móvil, busque la canción… ¡y me la compré! (no puedo decir «bajé» porque soy conciente de que pagué por ella). Emocionado por mi éxito, seguí buscando y terminé bajándome dos canciones más: Oyeme papel y Tucán (de Esclarecidos).
¡Aaaaarggg! Me siento manejado por una inteligecia pérfida que usa jerseys de franela y siempre tiene algo más que decir.
P.D. Seguro que con el Zune, esto no me habría pasado.
Lo que en un principio iba a ser un relato de nuestras «correrias» matutinas, se ha convertido en un post protesta contra mi mismo. Ahí estoy, corriendo como un venao, junto a Paco y el Pow y muerto de frío por las típicas temperaturas otoñales.
Dicen que el deporte es bueno, y de hecho nosotros hemos estado footingueando todo el verano… a nuestro rtmo, eso sí. Pero ahora que mis canillas se hielan al agitarse veloces contra el Eolo matutino, pienso si esto de correr, como le pasa a las bicicletas, no será sólo para el verano.
P. D. La próxima vez me dejó el iphone en casa y corro con mi ipod de toda la vida. ¡Viva la ruletica!
Pues parece que sí, que al Marca le ha dao algo raro y ahora, en plena época de información on-line, no se le ha ocurrido nada mejor que sacar una revista más de videojuegos al mercado Como el primer número cuesta solo 2€ (vale, realmente son 1’9€ pero al bolsillo le pesa como si fueran 2) me lo he comprado; y la primera impresión no puede ser más favorable. La maquetación mola bastante, es gordica (178 páginas), tiene reseñas con fotacas del GTA de la DS y el Gears Of War 2, y Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla dicen «ojete» y «gañán». Puede que el segundo número también me lo pille, ya veremos; pero seguro que al final le pasa como a la EDGE, que mantiene su previo de 4€ pero pierde una paginicas por el camino (unas 30 concretamente).
Dijo alguien una vez, no recuerdo quien, que cuando un grupo comienza a sacar recopilatorios es que se le han acabado las ideas. Y salvando las honrosas excepciones, que tampoco quiero dar a entender que generalizo, este fin de verano hemos visto sido sorprendidos no con una, sino con tres recopilatorios de tres clásicos de los noventa: The chemical brothers, Rammstein y The prodigy (este con mayor delito, porque es el segundo que sacan consecutivamente).
A pesar de todo yo soy un tío optimista (de hecho seguía teniendo fe en el nuevo album de Metallica… hasta que lo oí, claro) y quiero pensar que han sacado los discos como pequeños homenajes que se hacen a ellos mismos, y que el año que viene, sino al siguiente, tendremos nuevos trabajos rebosantes de calidad.
Esta mañana, a cosa así de las 11:30, mientras en pleno descanso laboral me tomaba uno de mis aleatorios cafés (ver post anterior), me tope con dos chiquillas, de 16 años como mínimo, que hablaban de sus cosas mientras se sacaban un refresco de la máquina de al lado.
Entre «bla, bla, bla» y «blo,blo, blo» una le dice a la otra que se acaba de dar de baja del instituto. En ese momento, notó como el café empieza a dolerme mientras me lo trago; pero rápidamente comprendo que lo que me he tragado ha sido la cucharilla y un poco más y me ahogó.
Pasado el susto, y ya más calmado, vuelvo a pensar en el motivo que originó mi despiste y analizó la frase: «Me he dado de baja del instituto»
¿Que es eso de «darse de baja» de un instituto como si abandonaran el gimnasio o cambiasen de compañia de teléfonos? Hasta ahora (al menos hasta que dejé de serigrafiarme los apuntes en la cara al quedarme sobao estudiando) cuando un chaval dejaba de estudiar lo hacia porque su padre lo metía a trabajar, es decir, lo hacia por una razón, por un motivo; pero es que ahora tan solo lo dejan porque les molesta… y ya está.
No se puede esperar mucho de personas que se han ido acostumbrando desde tan jóvenes a dejar de lado las dificultades y no hacer nada para afrontarlas. ¿Que haran cuando crezcan y quieran «darse de baja» del trabajo porque el jefe no le paga las horas extras, o «darse de baja» de la hipoteca del banco por no poder pagarla?
Algo anda mal desde hace tiempo en el sistema educativo español, algo que está propiciando una generación de perdonas carentes de motivación y entrega, personas que, a este paso, tan solo vivirán por costumbre; gente sin ganas de luchar por lo que consideren injusto, salvo que sea privarles de su «elección» de poderse dar de baja cuando quieran. Gente, en resumen, propia de un entorno que nunca se ha preocupado por estimular la pasión por el estudio, sino que tan solo diseña excusas y razones para que al alumno agobiado le sea mas fácil salir de él.
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